Año nuevo chino y frenesí fotográfico:

Cuando uno piensa en la capital de un país, generalmente se imagina, entre otras cosas, un tráfico con calles caóticas, altos edificios y un poco más de contaminación que en el resto del país. Pues bueno, tengo que decirles que a diferencia de la tumultuosa ciudad de Ho Chi Minh, Hanoi es más sencilla, con un aire de población provincial, ideal para relajarse del caos vietnamita. Si bien todos estos factores que menciono, están, son en mucho menor medida.

Vietnam (1)

El colorido mercado de Sapa lleno de etnias locales

El distrito principal está formado por grandes avenidas arboladas y casas coloniales de estilo francés. Me impresiona su arquitectura como también saber que por acá antes que los franceses estuvieron los portugueses, españoles y hasta los holandeses. Falta alguien mas?

Camino por el casco antiguo y descubro algunos de los seiscientos templos y pagodas. Entre ellos, el Templo de la Literatura. Mientras un grupo de ancianos practica artes marciales en la plaza de enfrente una niña reparte unos volantes. Me acerco para que me entregue uno. Es una pequeña “promotora” de uno de los espectáculos tradicionales más interesantes para ver en Hanoi: “el teatro de marionetas de agua”.  En este teatro las actuaciones consisten en rememorar la vida rural o acontecimientos históricos acompañados por el baile de las marionetas en el agua. Decido comprar una entrada para la noche y poder así, vivenciar algo distinto. Si bien el espectáculo está en su idioma oficial, es una manera divertida para empaparme de su cultura y  de sus costumbres.

A la salida del función, los mercados de la ciudad, ofrecen verdaderas tentaciones como recuerdos, especialmente los objetos tallados en piedra, las incrustaciones de madreperla y objetos lacados. Hoy, 23 de enero, es el año nuevo lunar o fiesta del Tet en Vietnam. Se trata del día más especial de todo el año, ya que los buenos deseos, las muestras de amor y cariño hacia los seres queridos, marcarán la suerte del nuevo año que comienza. En occidente lo conocemos como Año Nuevo Chino y acá como Tet, donde la ciudad se viste de rojo y amarillo, los colores de fiesta. Mientras camino hacia una de sus avenidas principales la frase ¡Chuc mung nam moi, feliz año nuevo, se repiten a cada instante. En mi caminata me uno a dos argentinos que también están de recorridas por el Sudeste asiático. Me parece mentira poder hablar en castellano por primera vez después de casi un mes de viaje. Llegamos hasta el lago Hoan Kiem, donde allí cientos de botes desparramaos por sus aguas lanzan una lluvia de fuegos artificiales. El cielo se ilumina mientras las exclamaciones de asombro acompañan las luces de colores.

Vietnam (2)

Terrazas de cultivo en las montañas de Vietnam

Pero en realidad mi parada en la capital es una excusa para ir a dos lugares que desde hace tiempo tenía en mis planes de viaje. Uno, es viajar hacia las montañas del norte para ver el colorido mercado de Sapa y el otro, navegar por la mágica bahía de Halong. Muchos habrán visitado algún que otro mercado mientras viajaban, por ejemplo, se me ocurre recordar el de Pisac en Bolivia, el Chandni Chowk, en Delhi, India, el de Otavalo en Ecuador, o el de Portobello Road, en Londres y la lista puede ser eterna, pero este tiene algo distinto.

Sapa, casi llegando al limite con China, es una antigua estación de montaña, construida en 1922 en un hermoso valle a 1.600 metros. Ni bien llego una temperatura de casi 0º grados me recuerda que estamos en invierno y los calores del sur del país han quedado atrás. En sus alrededores se encuentran las montañas de Hoang Lien, a las que los franceses llamaron los Alpes tonkinenses. Este lugar es étnicamente vietnamita, pero las tiendas y mercados sirven a los pueblos de las minorías que viven en los alrededores. Es por eso que los sábados, días de mercado, las mujeres se visten con sus mejores ropas, llenas de color, donde la más atractiva es la mujer dao, vestida con un turbante rojo del que cuelgan borlas plateadas. Sin embargo, el grupo mayoritario es el de los hmong, vestidos con sus trajes escoceses. Esta inundación de color para los ojos es como si fuera una puesta en escena, pero no es la realidad. Chanchos que comen sobras de comidas, niños que toman la leche del pecho de sus madres, vendedores de telas o vendedores ambulantes se mezclan en este mercado. No cuento con cámara digital, por lo que llevar cientos de rollos de fotos es algo incómodo. En especial cuando estás por sacar la mejor y el rollo se termina. Casi como en un acto frenético disparo y disparo, buscando un buen retrato de una joven mujer dao que me mira con vergüenza, también buscando tomas que puedan reflejar este ritmo constante que tiene el mercado. Me mezclo entre los locales y después de unas horas mi cámara y yo pasamos desapercibidos. Sólo, el primer día saco 15 rollos! Después de satisfacer mi adrenalina con tantas imágenes me relajo, y compro algunos choclos hervidos para comer. A mi lado, una anciana cose un pantalón en una vieja maquina a pedal mientras su hija descansa en una silla hecha con red.

Vietnam (12)

Colorido mercado de Sapa, al norte del país

Comienza a bajar el sol y los hombres con sus canastas de mimbres colgadas en sus espaldas recolectan maderas para hacer el fuego para la cena. Pero lo mejor llega a la noche, cuando los diferentes grupos étnicos, se juntan en pequeños “bares” a cantar y bailar su música tradicional. Viajeros y locales nos unimos al ritmo de los que tocan arpas de boca. Este pequeño instrumento consiste en una delgada lamina de bronce con una ranura. Al llevarlo a la boca y tocar, de su extremos emite un sonido por medio de vibraciones. La fiesta continua hasta la madrugada. El idioma es una barrera. Su amistad y hospitalidad no.