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Una imagen distinta del Buenos Aires turístico. La Facultad de Economía.

Buenos Aires es una ciudad que amo y en todo sentido. No solo porque nací aquí, sino porque cada vez que la abandono al salir de viaje por tierras desconocidas, de alguna u otra manera, la tengo presente. En Mardín, Turquía, escuchamos y bailamos tango en la casa de un couchsurfer. (Couchsurfing es un sistema para alojarse en forma gratuita por el mundo). En Bolivia recibí como regalo del dueño de un hostel, un CD de Astor Piazzolla, uno de los músicos más destacados de acá. Y cada vez que alguien me pregunta… ¿de dónde sos? Además de dar la respuesta correcta, de Buenos Aires, se la describo como si fuera mi primer amor. Los cafés, los barrios, la gente, sus atracciones, todo. Tal vez, pienso, debería haber sido agente de turismo en el extranjero.

Por eso, cuando no estoy de viaje, me gusta salir a descubrirla como si fuera un turista. Un día decidí cambiar, no solo mi manera de mirar a mi ciudad, sino que opté por fotografiarla en blanco y negro. Como si de esta manera, la convirtiera en un lugar atemporal. Estas fotos que siguen a continuación son rincones perdidos y tal vez salen de la típica postal que uno se imagina de esta bella capital de Sudamérica. Muy pronto viajo a Marruecos, África. Allá daré charlas educativas en escuelas de pueblos y en universidades. Me acompañarán mis dos proyectos solidarios: “Cámara viajera” y “Globos en el camino”. Me llevo a Buenos Aires en un rincón de mi mochila y cuando me pregunten, vos.. ¿de dónde sos? les diré: de la ciudad en blanco y negro.

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Rincones escondidos de Buenos Aires