Cuando llegué a esta parte de Europa tenía muchas dudas. No por lo que tendría para conocer sino por como entender su historia, su pasado y saber como es que de un país nacieron 7 nuevos. En mi búsqueda fotográfica por las calles encontré de todo. Este es el resultado de días en soledad, en compañía, en lugares recomendados por otros viajeros, en los que llegué por intuición o porque me había perdido.
ESOS GRAFFITIS DE PLOVDIV: Por alguna razón me había olvidado de la recomendación de Omar, un libanés que había conocido cuando viajaba por Tayikistán unos meses atrás. Unos minutos antes de que empezara el “Free walking tour” en Plovdiv decidí cambiar de opinión y me alejé del grupo. Caminé sin destino fijo. En realidad no buscaba nada en especial. De pronto vi unas escaleras viejas y me sentí atraído. Ni bien terminé de subirla me encontré con esta obra de arte. Me llamó la atención no solo su tamaño sino que estaba en el lugar perfecto. En un rincón como queriendo permanecer en ese sueño por un rato largo.
CAPITAL DE COLORES: Antes de llegar a Albania había estado recorriendo Kosovo. Y si bien dicen que no está bueno hacer comparaciones, a veces es inevitable. En Kosovo empecé a encontrar más respuestas a mis dudas sobre la historia de los Balcanes pero si tuviera que definirla por un color, diría que es gris. En cambio cuando el auto en el que había viajado a dedo me dejó en la plaza principal de Tirana, lo primero que me llamó la atención fueron sus edificios de colores. De alguna manera sentía que estaba en un lugar con más vida.
NO TODO ES COPY & PASTE: Cuando llegás a Skopje lo primero que se escucha por las calles es que es una ciudad bella y nueva. Claro que no todos están de acuerdo y la llaman la ciudad del copy & paste. ¿La razón? Tiene buses de dos pisos como los que hay en Londres, un arco del triunfo como el de París, puentes iguales a los de Praha, estatuas como las de Grecia y la lista continúa. Pero cuando subí al mirador y me encontré con la mezquita Mustafa Pasha construída en 1492 y su minarete sobresaliendo entre las montañas sentí que en ese templo había autenticidad.
EXTRAÑOS ENCUENTROS EN KOSOVO: Había leído que la biblioteca de Pristina era bastante particular. A decir verdad todos tienen razón. Sus ventanales están sellados por enormes rejas como si los libros fueran a tener vida e intentaran escapar, lo que le da un “toque” especial a la construcción. El día que llegué a Kosovo había un festival de música en los jardines de esa biblioteca e intentando tomar una fotografía de todo el festival me alejé un poco. Cuando levanté la vista a mis espaldas tenía una casa semi-abandonada llenas de hojas como si el otoño recién hubiera empezado. Pero lo más extraño es que esa casa estaba a menos de 100 metros de la avenida principal de Pristina, ¿Llamada? Boulevard Bill Clinton.
LAS LUCES DE KOTOR: Todos hablan de esta ciudad ubicada en las costas del Mar Adriático. Su belleza está en las construcciones antiguas, sus veleros flotando en aguas azules o las montañas a su alrededor. Debería haber ido al amanecer pero me sentía cansado y entonces decidí salir a explorar la ciudad desde abajo. Al otro día cuando me acordé que había un mirador ya eran como las ocho de la noche. Al final de un callejón había unos escalones. Mi curiosidad me llevó a avanzar y cuando me quise dar cuenta las luces de Kotor habían llegado a toda la bahía.