Hacía tiempo que no compraba una postal de un lugar. Entonces elegí una del montón que vi en un puesto de diarios y detrás escribí. Llegamos a Granada hace un par de horas. Te cuento que no tiene tantas iglesias como su hermana León, hay muchos perros que se sientan a tu lado mientras comes algo, un par de borrachos en la “calle peatonal” y una catedral que impacta por su cúpula rojo carmín. Saludos desde una ciudad a descubrir. Pase por la oficina de correos y se la envié a mi hermana que sigue nuestros pasos desde El Salvador hasta Bolivia.
Dicen que no hay que dejarse llevar por las primeras impresiones. Entonces me fui a descansar un rato para escapar del calor del mediodía y recorrer las calles con otros ánimos.
Mas tarde encontré un lugar que poco tiene que ver con la historia de esta ciudad pero si con la generosidad del ser humano. Antonio es español, creo que me dijo de Bilbao. Fundó hace 8 años el Café de Las Sonrisas, un proyecto que involucra a chicos sordo-mudos. Pero como si esto fuera poco adoptó 7 niños de entre 2 y 11 años de edad. Dentro del bar creo un taller de hamacas donde también emplea a jóvenes con esta discapacidad. La primera vez que fuimos a comer algo me impactó la paciencia y el amor con la que trata a sus hijos adoptivos. Cada uno que entra le pregunta cómo nació el proyecto y eso lo interrumpe de su trabajo, sin embargo responde como si fuera la primera vez. Antonio es de esas personas que de existir el cielo en otra vida tendría platea en primera fila.
Estaba por caer el sol y seguí su recomendación. No dejes de subir al campanario de la iglesia sobre la calle Real. Desde ahí todo tenía otra dimensión. No solo porque había más calma sino porque apreciaba realmente lo linda que es Granada. Un sulky tirado por dos caballos blancos que vestían moños a tono doblaron en la esquina y me obligo a tomar una foto imprevista. El encargado del campanario tomó con fuerza las sogas y redobló las campañas con tanta fuerza que seguro hasta en León se enteraron que eran las cinco de la tarde.
Cuando regresé al hostal en la computadora tenía un mensaje de un tal Facundo que nos proponía encontrarnos a tomar algo. Le dije que si, pero para la otra noche.
Tierra tours nos paso a buscar a la mañana siguiente para hacer un paseo de mediodía. Cuando llegamos al volcán Masaya fue inevitable recordar a los trabajadores del Kawah Ijen en Java Indonesia. El olor a azufre me hizo pensar que sería de la vida de esos trabajadores que sacan el preciado material totalmente en forma manual y por los gases tóxicos su expectativa de vida no supera los 50 años. Bordeamos una parte del cráter desde el exterior y después nos fuimos a Caterina, uno de los pueblos blancos. Muy cerca de allí entramos a una fabrica de cerámica. Debo acepar que de haber sabido el enorme proceso que lleva hacer cada pieza le hubiera dado mucho más valor cada vez que vi una.
Ok, Facu, nos vemos en esa esquina en unas dos horas, le puse en el mensaje. Todavía no tenía en claro si me voy a encontrar con un argentino o un nicaragüense con ganas de charlar sobre viajes. Facu es bien argento pero hace mas de 4 años dejó todo en Tierra de Fuego y salió a VIVIR el mundo. Después de estar tiempo largo en Colombia y Panamá compró una bici y junto a su novia empezaron a recorrer Centroamérica. Viajan lento y sin apuro, sin panes fijos. Como quien dice siempre son viajeros de espíritu libre.
Después de un par de cervezas regresamos al hostal. Intenté ponerme a escribir el post sobre Granada, pero el cansancio me vencía minuto a minuto. Entonces decidí dejarlo para cuando este en el bus camino a Ometepe. Y es desde acá desde donde te comparo estas líneas.
Aclaración. Por un momento dude en poner más datos e info sobre esta ciudad pero después dije. Al fin y al cabo eso de ver en que año se construyó la catedral, tal calle colonial o ver ese museo imperdible seguramente lo vas a encontrar muy fácil en internet. Por eso preferí compartir desde el lado más íntimo y personal. Desde el encuentro con los demás. Creo que es así como empecé a descubrir Granada, una ciudad de Nicaragua que no pasa por desapercibida.
El paseo por el Volcán Masaya y parte de la ruta de los pueblos blancos fue cortesía de la agencia Tierra Tours. Muy recomendable!