Dicen que si uno tuvo una infancia feliz de grande aprende a ver la vida de otra manera. Córdoba siempre estuvo ligada a los viajes, a las vacaciones en familia, en recorrer esa provincia con un Citroën 3CV y peleando por un lugar en la ventanilla como si de esa manera el perfume de las sierras estuviera más presente que nunca.
Carlos Paz, Cosquín, La Falda y por último La Cumbre era el recorrido obligado para llegar hasta el Chalet “La Paz”, nombre que le había puesto mi abuelo a la casa después de que terminó la 2º Guerra Mundial.
Pero esta vez el destino lo marcó un Blog Trip (viaje de prensa) organizado por Travel Media Argentina en el espectacular Complejo de cabañas, “Valle del Sol”, ubicado en Santa Rosa de Calamuchita. Todo con el apoyo de la Secretaría de Turismo local. Mejor plan imposible.
Juan y Cintia, son hermanos y dueños del lugar. Contagian ese espíritu de quienes aman lo que hacen. Se nota su pasión cuando hablan de cómo empezó todo y de sus futuros proyectos, como el de nuevo Hotel Boutique que estará terminado en unos años. Éramos 10 bloggers destinados a descubrir un nuevo lugar.
¿Qué ver y hacer?
La cascada del Águila: tomando un sendero que parte desde la misma Ruta Provincial 5 se accede a la cascada. Es una caminata de dificultad sencilla y lo mejor es que el recorrido se puede hacer por cuenta propia. Sin embargo fuimos con Julio, un experto en el terreno y que además recorrió gran parte del norte argentino. Cuidado con las espinas grita con voz fuerte ante los desprevenidos, cada tanto. Después de unos 45 minutos, de atravesar arroyos, saltar un par de piedras y apreciar las vistas que ofrece el mirador llegamos a la cascada. El recuerdo de mi infancia me invade nuevamente cuando veo ese piletón enorme con agua cristalina. Estamos en invierno y nadie se quiere meter, pero en los ojos de todos los viajeros el deseo de volver con calor se nota a simple vista. Y si sacar fotos de atardeceres es lo que más te gusta sin lugar a dudas las mejores vistas están desde el balcón de la Cantina de Montaña.
El otro día conversaba con un amigo sobre los viajes y llegamos a la conclusión que un destino se recuerda entre otras cosas por: sus paisajes, por la gente, por los olores y por su gastronomía.
Es por eso que Sergio, el dueño del restaurante La Vaquita no puede pasar por desapercibido. Llego acá cuando apenas habían unas cuantas casas y hoy Santa Mónica, donde queda su lugar en el mundo, cuenta con más de 1.200 viviendas. Lejos quedó en el tiempo cuando repartían los pedidos a caballo, porque ahora la gente reserva una de sus 30 mesas con mucha anticipación. Si alguien le pregunta ¿Dónde está el secreto de su éxito? La mejor respuesta está en que es comida casera preparada en el mismo momento. La espera es lo de menos, porque su hijo, que es sommelier, te podrá acompañar con un buen vino mientras el perfume de una tortilla o de una carne asada se prepara.
¿Querés seguir caminando?
Muy cerca del complejo Valle del Sol y con una caminata de menos de 1 hora se llega al cerro del Vía Crucis, un punto ideal para respirar aire puro, disfrutar de las vistas de Santa Rosa y porque no descansar mientras leés un buen libro.
Más tarde, cuando escuché el nombre “Pulpería” me imaginé un lugar pequeño y con muchos años de tradición. En lo segundo estaba en lo cierto, pero en cuanto a pequeño me equivoqué por lejos. Su nombre De los Ferreyra viene de su fundador Carlos y la pulpería (que es enorme) está ubicada estratégicamente enfrente de la capilla, algo así como la esquina principal de la ciudad. Además de degustar un asado con letras mayúsculas, lo que más me gustó es que los mozos están vestidos con ropa típica, lo que le da más carácter al ambiente.
Al otro día nos subimos a una combi. Me sentía como en el jardín de infantes cuando te llevan a pasear y el destino es pura sorpresa. Uy como me gustan las sorpresas. Nos detuvimos después de cruzar el puente cerca del balneario, tierras que fueron conquistadas por los españoles a los indios Comechingones quienes las habitaron anteriormente.
Caminamos por su costanera y la imagen del río con las sierras por detrás fue la mejor postal! Estaba tranquilo, con muy poca gente y creo que eso fue lo que más me gustó. No es difícil adivinar que durante el verano las parrillas de estos 9 balnearios deben explotar de felicidad, de asados, de chicos corriendo y un poco de música. ¿Alguien escuchará algo más que Cuarteto? No lo se, tal vez tenga que regresar en enero y comprobarlo…
Comer sin códigos: Ya se, si alguien dice Da Vinci seguro que lo primero que se te viene a la mente es el libro de Dan Brown, pero no! Acá no se trata de letras sino de porciones de pizzas y no de cualquiera. Las hay de 4, 8 o hasta 12 porciones. Juro que es la pizza más grande que vi en mi vida. Sus dueños regresaron a Argentina después de vivir muchos años en Italia. Aunque habían trabajado allá preparando helados decidieron cambiar lo dulce por lo salado y parece que la apuesta fue más que favorable. Cuentan que en el verano llegan a sacar más de 700 pizzas por noche. Y yo que todavía no aprendí a ser ni una casera!!!
Al mal barro…. Buena cara!
Cuando nos subimos a los cuatriciclos mi alma aventurera tenía que ser controlada. Vayamos en fila, dijo el guía, pero en cuánto uno se atrasó y tuvo que salir a buscarlo aproveché esos minutos para sumar polvo al camino, acelerar y sentir el viento en la cara. Amo los deportes… y la velocidad también. Parece que mi picardía se tomó revancha porque cuando llegamos al borde del río, por precaución de no caerme al agua, tomé otro camino, terminé embarrado y obviamente con el cuatri sin poder salir.
Los chicos expertos de ATV Calamuchita salieron rápidamente al rescate y por suerte todo fue grabado por los otros bloggers para que no queden dudas de porque me dicen curioso. Tan curioso que me mandé por donde no había que ir!!!
Volviendo al origen: cabalgata con Dafne
Algo que me olvidé de contarles es que de chico lo que más me gustaba cuando íbamos a Córdoba con mi familia eran las cabalgatas. No importaba si eran al atardecer, con luna llena o bien temprano. Yo quería subirme a un caballo y explorar los caminos de tierra con él. Dafne, la dueña de Tribu Serrana se encarga de guiar las cabalgatas desde hace 15 años. Lleva pantalón estilo gaucho, alpargatas desgastadas y boina verde. Tiene andar lento, de campo, de esos que demuestran que está en el lugar que mejor le queda. Conoce a la perfección cada rincón y gracias a ella contemplamos uno de los mejores atardeceres. Quien no pudo faltar, fue su hijo Teo, que a pesar de tener 3 años recién cumplidos, decidió acompañarnos en su caballo blanco. Cuando terminó el paseo sentí que fue poco y eso que habíamos estado como 2 horas. ¿Serán las ganas de volver?
Para que se den una idea del increíble lugar en el que estuvimos les comparto unas fotos más de las cabañas de Valle del Sol. Está ubicado en el km 93 de la Ruta Provincial 5. Ahora, cuando alguien pregunte por un destino de Córdoba ya sabré que recomendarle.
Gracias Travel Media Argentina por organizar este Blog Trip con un montón de actividades muy interesantes.