Me fui a dormir con una sensación extraña. Era consciente que tarde o temprano este día llegaría y la partida sería inevitable. Hacía ocho meses que había comenzado a viajar por Asia. Cuando salí por primer vez a la ruta en Kuala Lumpur, Malasia, llegar hasta Uzbekistán parecía inalcanzable, lejísimo y difícil porque no sabía como conseguir la visa con pasaporte argentino.

Uzbekistán

Viajando en moto por las rutas desérticas de Uzbekistán. Con casi 50º de calor pero FELIZ!

Me parecía irreal que después de atravesar lugares como Inle Lake en Birmania, el norte de Tailandia, Laos, los templos de Angkor en Camboya, todo el desierto de Gobi en Mongolia, la Siberia en Rusia, la mítica Pamir Highway en Tajikistán, entre otros sitios, fuera yo el que estuviera caminando entre madrasas, mezquitas y ciudades con más de 25 siglos de historia. Necesitaba disfrutar como nunca esos últimos 450 kilómetros que hay desde Khiva hasta Bukhara, mi punto de partida hacia un nuevo capítulo viajero: Europa.

Por el calor, las rutas en mal estado y porque los conductores no acostumbrar a manejar rápido es una distancia que fácilmente puede llevar entre seis o siete horas siempre y cuando uno haya contratado un taxi y el viaje sea directo. Claro que si uno lo hace a dedo entre pueblo y pueblo el tiempo será mayor. Había resultado sencillo avanzar los primeros 30 km hasta la localidad de Urgench en un camión que repartía frutas. Le siguió un auto con una familia que me dejó a las afueras de la ciudad de Beruniy. Y cuando estaba confirmando cuantos kilómetros faltaban hasta Turkul, la siguiente localidad, sucedió algo inesperado. Una moto se detuvo a mi lado, el conductor se sacó el casco y me encontré con Ken, un malayo diciendo, voy hacia Bukhara… te acerco hasta algún sitio? Miré su Honda Transalp y no lo dudé un segundo. Siempre había soñado con viajar en una de esas inmensas motos. Faltaban 410 km para llegar a destino y solo tenía una certeza: el viaje sería largo y cansador, pero valía la pena recorrerlo de esa manera.

Khiva, Uzbekistán

Caminando por la fortaleza de Khiva, unos días antes de salir a la ruta y viajar a dedo por última vez en Asia 2015

Cuando llegamos a Kulatau, cerca de la frontera con Turkmenistán ya era el mediodía y el cielo estaba totalmente despejado. Tan azul como lo había sido en las dos semanas anteriores por todo Uzbekistán. El calor iba en aumento y apenas habíamos recorrido 90 km! Sumado al viento que era denso y caliente, el calor que me llegaba del motor, la temperatura del asfalto, el sol y estar en pleno desierto la temperatura fácilmente rozaba los 50 grados. Viajaba con un short y ojotas, muy distinto al traje especial que llevaba Ken. Cuando salí a la ruta esa mañana jamás imaginé que viajaría semejante distancia en una moto. Por momentos sentía que las piernas se me estaban cocinando, que la goma de las ojotas me derretían los pies y la cabeza me iba a explotar. Hubo varios momentos en los que deseaba salir de esa situación. Pero era inevitable. La ruta era una recta infinita en medio de un extenso desierto. Ni un solo arbusto con un poco de sombra. Nada de nada! Después de dos horas más llegamos a un pequeño bar de esos que hay al costado del camino. Mientras Ken llenaba el tanque de nafta yo salí desesperado en busca de agua. El viaje en moto duró casi 10 horas por lo que esta situación se repitió varias veces. Recién cuando el sol se escondió detrás del horizonte llegó la primera brisa fresca de la tarde. Pero para esa hora mi cuerpo tenía acumulado tanto calor encima que todavía sentía como si caminara dentro de un volcán en erupción.

Un cartel anunció Bukhara 6 km y me sentí feliz. No me importó llegar derretido de calor ni tampoco con unas ampollas en las piernas. Entonces fui consciente de que nada había sido casual. Había comenzado el viaje en Malasia y quien me levantó en la ruta era un malayo. El viaje por Asia 2015 se completaba como debía ser. Ken Kiong Lee gracias por el viaje compartido!

Bukhara, Uzbekistán

Feliz de estar por segunda vez en Bukhara, punto de partida hacia Europa y los Balcanes

El Hospedaje en la ciudad de Khiva fue cortesía de Mirza-Boshi B&B [email protected]  Excelente el desayuno y la terraza para tomar una cerveza a la noche mientras se ve la ciudad iluminada.

En Bukhara: El hotel Emir es una excelente opción. La atención y cordialidad son sus principales características como también sus amplias y cómodas habitaciones. Buena conexión wifi y AC. Excelente el desayuno con mucha variedad. Contactar a Vladimir: [email protected] www.emirtravel.com

También en Bukhara: Komil Boutique Hotel ([email protected]). Las habitaciones están renovadas y son muy cómodas. El salón para cenar es del sigo 19!