A decir verdad no hicimos mucho en La Ceiba. Tal vez Julio y Mario, los dueños del 1877 Hostel tengan razón. A La Ceiba se la considera por ahora solo como un lugar de paso hacia sus cercanas islas de Utila y Cayo Cochinos y si bien falta mucho por hacer, hay algunas actividades interesantes por la zona.
La primer noche nos juntamos con un par de viajeros que estaban hospedados con nosotros. Para empezar como corresponde nos fuimos a comer unas baleadas a un puesto de la calle, de esos que no tienen el mejor aspecto, pero como siempre resultan ser los mejores. Seguimos la travesía nocturna en un bar donde sonaba Soda Stereo de fondo. Entre cervezas de diferentes gustos compartimos charla con una española que vive en Honduras cerca de Tegucigalpa, mientras trabaja para una ONG, una alemana veinteañera que no le teme a viajar en los buses nocturnos y un yankee al que no le entendía nada. Tal vez porque hablaba muy bajito, cerrado en su pronunciación o porque mi nivel que es intermedio ya se confundía después de la tercer “Salvavida”, la cerveza con la que preferí quedarme entre todas.
Al otro día hicimos un poco de vida de oficina, eso que hacen los viajeros cuando están cansados y aprovechan el tiempo para mandar mails, adelantar los post, buscar hospedaje en el próximo lugar y editar fotos. Rompimos la rutina del mediodía yendo a lavar ropa.
Esteban, Cómo viene su tarde? Preguntó Julio con esa sonrisa y simpatía que lo caracteriza. ¿Vamos a las montañas? Cerramos la compu y nos subimos a su camioneta rumbo al Parque Nacional Pico Bonito. Parece irreal, pero si hay algo que caracteriza a las rutas de Honduras, al menos en el norte, es la cantidad de vegetación. Todo es tan verde que impresiona. Llegamos hasta la oficina de turismo del parque y gracias a los contactos de Julio nos abrieron las puertas del puente colgante. Era divertido ver como se movía para ambos lados mientras lo atravesábamos. Desde allí las vistas son tremendas. Después de sacar un par de fotos y nos fuimos hasta el muelle a ver el atardecer.
Mirá allá, le repetía una y otra vez a Lucila. ¿Qué pasa? ¿Qué pasa?, me preguntaba sin entender. La luz! Cuando te gusta tomar fotos ocurren dos cosas. La primera es que tus ojos se transforma en una constante lente y te convertís en un observador. La segunda es que siempre estás buscando esa luz suave, la ideal. Y ahí estaba, sin que la hubiera buscado. Una pareja que se besa frente al mar, unos pescadores que arreglan sus redes, un militar que camina en pose con su rifle, dos amigas que se sacan selfies como si fueran modelos y un padre que corre para que su hijo no se caiga al agua. Escenas parecidas a estas se repitieron mientras el sol se escondía en el horizonte.
Mañana no es un día común. Es mi cumple! Así que decidimos que el festejo sería en Utila, entre palmeras, mar caribe y un poco de sol. Ya les contaremos como nos recibió la isla más cercana y la opción mochilera entre otras que hay.
Desde La Ceiba se viaja en ferry a Utila. En este post pueden ver como fue la experiencia: https://unviajerocurioso.com/2015/12/21/utila-una-isla-en-el-caribe-de-honduras/
El hospedaje en La Ceiba fue cortesía de 1877 Hostel Además de tener una ubicación privilegiada, tener un supermercado, un banco y un mall en la misma cuadra, tal vez lo mejor son sus dueños. Julio y Mario son el resumen de la hospitalidad en Honduras!