Escribir este post y en especial sobre Tegucigalpa, la capital de Honduras, es de alguna manera confirmar que todos estamos equivocados. Antes de viajar a América Central las únicas referencias que tenía de este país eran sobre la violencia, la inseguridad, los robos, las pandillas, etc. Se hace difícil sentirse atraído por un destino del cual todos hablan mal. Pero si hay algo en lo que creo es que siempre existen las dos caras de un lugar. Eso lo pude comprobar al recorrer destinos como Afganistán, Irán, Irak, Haití o Siria (antes de la guerra). Y Honduras no sería la excepción. Cruzamos la frontera desde El Salvador en dirección a Santa Rosa de Copán y antes de que pasen cinco minutos, Gustavo ya nos había recogido en la ruta mientras hacíamos dedo. Fue el primer gesto de hospitalidad al que le siguieron muchos. En La Ceiba nos recibió Julio y Mario, los dueños del 1877 Hostel, que además de hospedarnos, nos llevaron a pasear por el Parque Nacional Pico Bonito y por el muelle de la ciudad. Días más tarde, en Utila, nos prestaron unos kayaks para navegar por el mar Caribe y volviendo de Sambo Creek, ese simpático pueblo de garífunas asentado sobre la costa norte, el chofer del bus no nos cobró el pasaje cuando le dijimos que nos habíamos quedado sin lempiras.
Habíamos leído a través de otros bloggers que en Tegucigalpa se respira aire de inseguridad. Tal vez estábamos acostumbrados a ver gente armada con sus rifles en los negocios, bancos o bares. A que la gente sea curiosa y te mire, buscando un rato de conversación. Esa “película” ya la habíamos visto viajando por El Salvador y acá nos resultó de lo más normal. Si bien Tegucigalpa no deslumbra por un casco histórico perfectamente conservado como en otros países, si uno le dedica al menos dos días va a encontrar un montón de cosas por hacer y además confirmar que la inseguridad existe, es real, pero nadie te va a venir a matar así porque sí. Los altísimos índices de robos y asesinatos están tomados de las pandillas, de los Maras y los medios de comunicación no hacen más que hablar solamente de eso.
Un día contactamos a una blogera local para conocer de primera mano la realidad hondureña. María José es autora de www.deltimboaltambo.hn y está verdaderamente enamorada de su tierra, por lo que disfruta mucho compartir con otros viajeros mostrar lo que Tegucigalpa ofrece. Después de recorrer la iglesia de Los Dolores, el Parque Central y la peatonal, nos llevó al Museo de la Identidad. Allí vimos una expo de fotos sobre los desplazados internos por distintos países de América Latina. Historias tristes y duras como los que toman el famoso tren de la muerte en busca de un “futuro mejor” hacia Estados Unidos. Al atardecer nos dimos una vuelta por la comuna Palmira y entre un típico café hondureño y jugos de menta con limón nos contó de su nuevo proyecto para recorrer un día su país en moto. Claro que no será sola sino en un viaje en compañía de su novio, otro aventurero.
Quiero insistir que en Tegucigalpa, considerada la capital más violenta del mundo nunca sentimos miedo. Nos fuimos solos hasta el Cristo Picacho desde done se tienen vistas impresionantes de la capital y volvimos haciendo dedo. Wilson es chofer de un taxi privado que al vernos en el camino nos recogió y nos dejó a 100 metros de la puerta del hostel. Dicen que el que busca encuentra, no? Si bien estuvimos dos días acá, ya que era el final de nuestro recorrido por Honduras antes de pasar a León, Nicaragua, nos encontramos con gente amable dispuesta a mostrarnos la otra realidad, la que no es noticia en los diarios. Claro que alguna que otra vez se nos acercó alguno pasado de copas, pero eso es lo más común del mundo. Aclaro también que siempre seguimos los consejos de Juan Pablo, un hondureño de padre de argentinos y dueño del hostel La Ronda (donde nos hospedamos). Caminamos por la calle con poco dinero, sin el pasaporte en el bolsillo, sacando fotos cuando realmente valía la pena y nunca solos por calles oscuras y después de las 20 hs (piensen que en diciembre a las cinco de la tarde ya se hace de noche).
Ojalá que todos los post sobre Honduras los contagien a explorar este pedacito de América Central “del timbo al tambo”, una expresión que significa: “Ir de aquí para allá”. Y si quieren saber más sobre los Garífunas (descendientes de africanos) en Honduras pueden hacerlo entrando a este post
https://unviajerocurioso.com/2015/12/23/garifunas-de-sambo-creek-orgullo-en-honduras/