Por momentos me pregunto en qué parte del cerebro quedan los recuerdos. Me imagino como si fueran cajones de diferentes tamaños y colores y que de acuerdo a una situación o una nueva experiencia, nuestra mente recurre a ellos. Eso me pasó en cuanto puse un pie arriba del tren con destino a Mar del Plata. El “cajón Asia” se activó y empecé a recordar los viajes que había hecho en tren durante el 2015. Recordé a esa pareja joven viajando a mi lado por la isla de Java Oriental, Indonesia, en las eternas horas con calor por los campos de Birmania mientras la gente lanzaba por la ventanilla bolsas de comida a las familias más humildes. Recordé al moderno tren con alfombra en sus pasillos que tomé en Astaná, Kazajistán, al caótico y ruidoso trayecto Kuala Lumpur-Bangkok, o al del Tíbet viajando a más de 5.200 metros de altura.
Reaccioné cuando vi un campo inundado con algunas vacas muertas al costado del alambrado. Entonces supe que estaba en el presente, en el nuevo tren que hacía un par de horas había salido de Constitución. Cuando viajo solo me doy cuenta que empiezo a re-activar la capacidad del asombro y de búsqueda. Es algo que llega sin pensarlo demasiado. Empiezo a mirar todo, como si fuera un niño. Así fui descubriendo un tren sanitario antes de llegar al pueblo de Chascomús, estaciones de trenes despobladas, abandonadas, algunas nuevas, otras viejas con mucha gente. Encontré galpones de chapa con grafitis, chicos con guardapolvo blanco regresando a su casa a caballo, árboles retorcidos como si hubieran peleado contra el viento, lagunas, barreras de tren con motos esperando a que pasemos, caminos de tierra con autos oxidados, camiones al costado de la ruta y un cielo que lentamente se iba apagando en compañía de la neblina.
Afuera se hacía cada vez más oscuro mientras adentro se encendían las luces del techo. Cuando compré por Internet el asiento 23 del vagón 501 era imposible saber a quién tendría del otro lado del pasillo. La suerte no estuvo de mi lado y aquella pareja llena de tatuajes que escuchaba música sin auriculares me animó a cambiarme de lugar. Me fui al fondo del vagón en compañía de unos ancianos que tomaban mate y leían el diario.
Viajar en tren tiene la ventaja de que uno puede levantarse y caminar para explorar el salón comedor, mirar por la ventanilla con mayor comodidad e ir a descubrir cómo son los demás vagones. Ah, porque tengo la impresión de que los demás vagones siempre son mejores. ¿Será así?
Pero viajar en tren también tiene la contra que la gente habla más que en el bus, grita más, juega a las cartas como si estuvieran en el living de su casa o tocan la guitarra. Todo depende de cómo lo observemos. Sin dudarlo me quedo con el tren, tiene más vida. Aunque esta vez un poco de guitarreada hubiera estado bueno.
Volví a mi “cajón de Asia” cuando saqué el vaso térmico y el guarda del tren me indicó que al lado del baño estaban los expendedores de agua caliente. Me preparé un té, abrí la mesita y me puse a leer al igual que cuando viajaba por China. Afuera ya era de noche y todavía faltaban tres horas para llegar a destino. El tren se detuvo unos minutos en Dolores y la pareja de tatuajes con su celular a todo volumen desapareció en aquella ciudad atrapada por el silencio y unos farolitos color naranja.
Volví a mirar la hora como si de esa forma pudiera apurar el tiempo. El tren se fue quedando con un puñado de pasajeros con el correr de las paradas. Supongo que en algún momento me quedé dormido porque dejé de escuchar a la pareja de ancianos tomando mate y conversando. El viaje en tren a Mar del Plata de a poco iba entrando al cajón de los recuerdos. Algún día sabré de qué color es y en qué parte quedó.
Si querés ver cómo fue la experiencia de viajar en tren a Tíbet hacé clic en esta foto
Información útil: el tren sale todos los días desde la Estación Constitución a las 15.15 horas. Llega a Mar del Plata a las 21:58 horas. Lo más económico es comprarlo por su página web: de esa manera tiene un costo de 427 pesos. El coche comedor está al lado del vagón 501. Recordá imprimir tu pasaje por que te lo van a pedir antes de subir y durante el viaje además de mostrar tu DNI.
En la Estación de Constitución tenés que entrar por la puerta 14 y el tren está sobre la plataforma 13. ¡Salé puntual!
Regreso Mar del Plata-Constitución: El tren sale muy puntual a las 23:58 hs y llega a destino a las 6:55 am (alrededor de las 00:30 hs se habilita el salón comedor).
Tip: te recomiendo que no compres un asiento que esté en la punta ya que esos están cerca de los baños. Si tenés el sueño liviano como yo el abrir y cerrar de las puertas tal vez te corten el sueño. Si viajan 4 personas les conviene sacar los asientos que están a mitad del vagón ya que hay una mesita para compartir. En general lo usan familias o amigos. En la web www.sofse.gob.ar está toda la información. Va video del viaje de ida!!!