Muchas veces me pregunta cómo obtuve esta imagen, y porqué comparto que es es mi preferida (en realidad son por varias razones y como toda imagen tiene una historia, y esta comienza en un barrio de Buenos Aires… mucho antes de estar en África.
Llegué al bar de San Telmo donde había quedado para encontrarme con Juan, un amigo al que hacía tiempo no veía. Su retraso fue la excusa perfecta para sentarme junto a uno de los ventanales a leer una revista de viajes. En un momento me encontré con unas fotos que parecían irreales. El artículo contaba sobre unas mujeres que recolectan algas marinas en una playa perdida del Océano Índico. Cuando llegó Juan me olvidé preguntarle cómo estaba y lo primero que me salió fue contarle que ya tenía en mente el próximo destino: Tanzania, precisamente la isla de Zanzíbar.
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Uno de mis grandes errores en la fotografía lo cometí justamente en este lugar. Tal vez, fue por la inexperiencia en generar vínculos, en dejar llevarme por la adrenalina o la ansiedad por conseguir la foto perfecta. Tal vez por todo eso junto. Lo cierto es que en esa playa, llamada Paje, comprendí que la cámara no debía ser mostrada hasta que se hubiera generado confianza entre ambas partes.
Durante cuatro largos y calurosos días trabajé a la par de estas recolectoras, vivencié su incomodidad con la sal llevando bolsas de arpilleras pesadas hasta la costa y aprendiendo un poco de swahili. Después, mucho después, cuando comprendí cuál era su esfuerzo y su trabajo, volví con la cámara y tomé esta fotografía con su complicidad.
Un día me senté al lado de la niña con la cámara en mis rodillas y aunque ellas sabían de mi presencia preferí capturar la escena sin mirar por el visor. Imaginé el encuadre y disparé una foto. La última del rollo. Elegí el ángulo de toma al ras del suelo precisamente para llamar la atención del espectador y lograr una mayor información visual con el gran angular (19 mm). Tres meses después, cuando regresé a Buenos Aires, pude revelar el negativo y darme cuenta que ésta se había transformado en mi foto favorita. O una foto feliz, como decía Horacio Coppola.
TIP: Hay que animarse a fotografiar a las personas de cerca para generar intimidad. Esa distancia habla del tipo de fotógrafo que somos.
Qué cámara usé para esta toma? Una Canon Eos 1N – analógica. f.8 / Tv 125, Película Fujifilm 400 ASA, distancia focal 19 mm
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