Omar se alejó del grupo y se unió al rezo. Por los parlantes internos de la mezquita Rey Fahd se empezó a escuchar Allah akbar, Allah akbar (Dios es grande, Dios es grande). Detrás del muecín que dirige la oración solo habían tres hombres arrodillados sobre un alfombra gruesa en tono bordó y mostaza, mucho menos de los 1.000 que puede llegar a haber si estuviera totalmente llena. Después de unos minutos todo volvió a la normalidad. Omar, el guía del grupo, se acercó a nosotros para continuar con la visita guiada.
Por primera vez desde que vivo en Buenos Aires decidí ir a visitar la mezquita que se ubica en el barrio de Palermo, cuyo nombre oficial es Centro Cultural Islámico Rey Fahd. Según la historia la misma se levantó por medio de un intercambio de tierras. El gobierno de Arabia Saudita le donó a nuestro país dos edificios en Riad para que se pueda instalar la Embajada Argentina a cambio de estas tierras que pertenecían al Estado Nacional. Se inauguró en el 2000 y es el Centro Islámico más grande de Latinoamérica. Su superficie está valuada en unos 20 millones de dólares. Ese día fui con Lucila y a nuestro lado se podía escuchar el murmullo de brasileros, chilenos, como también ver algunos rostros europeos y por supuesto, muchos porteños.
Omar, lleva barba, viste traje marrón y zapatos oscuros. Habla bajo y cuesta entender todo lo que dice cuando estamos al aire libre.
El primer lugar que visitamos durante el recorrido fue la escuela que ya cuenta con unos 100 alumnos. Cualquiera puede venir a estudiar acá y entre varias materias obviamente se enseña árabe, aunque también hay estudios sobre el buen comportamiento, el respeto por el prójimo y los valores. Al lado de la escuela funciona un colegio pupilo con capacidad para unos 40 chicos, pero en realidad nunca funcionó como tal. Tal vez algún día se concrete este proyecto, dice el guía mientras se encoge de hombros como buscando una explicación.
Por momentos imaginaba que estaba en Siria, Pakistán o tal vez en Turquía, caminando por sus mezquitas de patios enormes, pero la bocina del bus 152 a todo lo que da por la Avenida Intendente Bullrich no me permitía conectarme con ese deseo. Lo que me gustó de esta visita guiada es que además de ser turista en mi propia ciudad fue una manera distinta de aprender sobre el Islam, sobre los musulmanes y el pueblo árabe.
En una de las aulas donde enseñan idiomas para adultos, y al cual todos pueden acceder por medio de una cuota mensual, Omar explicó el significado de los 5 rezos diarios, habló sobre historia y religión, que es el Corán, la arquitectura de las mezquitas y el especial diseño de sus ventanales. Resultó interesante aprender sobre los pilares del Islam, que son: El testimonio de fe, la oración, Dar el Zakat o la ayuda para los más necesitados, ayunar en el mes de Ramadán, y el peregrinaje a la Mecca, un viaje que todo musulmán debería hacer aunque sea una vez en la vida siempre y cuando pueda económicamente.
A diferencia de otras religiones para convertirse en musulmán según nuestro guía, basta con decir: “La ilaha illa Allah,Muhammad dun rasúlu Allah con convicción. Esta frase significa: “No existe dios verdadero sino Dios (Allah), y Muhammad es el Mensajero (Profeta) de Dios”.

A la derecha está el colegio donde estudian 100 alumnos y al fondo las habitaciones para futuros estudiantes pupilos
Cuando nos íbamos alguien preguntó por la medialuna ubicada arriba de los minaretes. ¿Tiene algún significado? Es para que se puedan orientar hacia dónde está la Mecca en el momento de rezar, aclaró Omar. Mientras tanto dos chicas se hacían selfies cerca de la fuente principal tapándose el pelo como si estuvieran en las calles de Arabia.
La visita duró un poco más de una hora y para cuando salí otra vez a la calle mis pensamientos se perdieron en Medio Oriente, en las experiencias vividas, en el perfume de su comida recién preparada, en la hospitalidad de su gente y en el deseo de volver. De lo que estoy seguro es que cada vez que pase por afuera de la mezquita del Rey Fahd recordaré que un día fui turista en Buenos Aires.
Info: la entrada a la mezquita es gratuita y no hace falta reservar lugar. Solo hay que llevar una identificación y estar unos minutos antes del comienzo de la visita guiada. Se puede ir los días martes, jueves y sábados a las 12 horas. Se suspende por lluvia.
Tener en cuenta la vestimenta. No usar short ni polleras cortas. Fotos: se puede sacar con total libertad. Para hacer filmaciones se debe tramitar un permiso con anticipación. La mezquita del Rey Fahd está en la Avenida Intendente Bullrich 55 (barrio de Palermo). El bus 166 o 34 te dejan enfrente. Para más consultas podés llamar al Teléfono: 011 4899-1144