Los ojos de mi amiga Guille lo decían todo. Se notaba que había tenido un fin de año diferente. No paraba de hablar sobre la cantidad de fuegos artificiales que había visto, la gente vestida de blanco, y cómo brindaban en la orilla del mar. Ano novo no Brasil… tenés que experimentarlo, Esteban.

Lo mejor de esta playa es la temperatura del agua…

A pesar de no estar en Río de Janeiro, lugar de su experiencia, todo indicaba que iba a hacer un comienzo de año diferente. Ni bien recibimos la invitación para ir a Guaratuba, a dos horas en auto desde Curitiba, nuestra expectativa aumentó.

Lo mejor comenzó ni bien llegamos. La casa quedaba a solo 20 metros de la playa. Tan solo 20 metros que para mí fueron mágicos, porque siempre había soñado con vivir, aunque sea un tiempo breve, frente al mar. Y ahora que se acercaba el 2017 eso iba a hacer real.

Vida familiar en las playas de Guaratuba

Las playas de Guaratuba son tranquilas, familiares, con poca gente. Claro que no tienen ese color turquesa, con arenas blancas, pero no están nada mal si la comparo con la calurosa ciudad de Buenos Aires.

Cambié la ciudad de Buenos Aires para estar frente a este paisaje.

Montañas y mar. Mi combinación preferida

Los días que estuve sumergido en esa “burbuja” los dediqué pura y exclusivamente a descansar, a correr descalzo pisando la orilla, a leer, a jugar a la paleta y a nadar (dentro y fuera del mar). Claro, porque la casa no solo estaba cerca del mar, sino que tenía pileta. Creo que la mejor decisión fue no llevar ni la computadora ni el celular. Por primera vez en mucho tiempo estuve cuatro días totalmente desconectado de la tecnología y a decir verdad me gustó mucho.

En una de las tantas caminatas me encontré con pescadores apasionados que pasan horas y horas esperando por su preciado pescado. También con surfers, que a pesar de que las olas no son las mejores, algo se puede disfrutar.

Pescadores apasionados. A cualquier hora…

A pesar del tiempo, los carritos vendiendo helado o milho verde, están siempre!

Esta es la vista que tuve todos esos días sentado desde el jardín de la casa donde vivía…

Mientras terminaba de leer Ser feliz era esto, de Eduardo Sacheri, me acordé que casualmente el año pasado también lo había pasado frente al mar, pero había sido en Nicaragua. Tal vez el destino o el deseo estaba en alejarme de las grandes ciudades. Como verán en las fotos no fueron increíbles días de sol, pero los cielos nublados fueron cómplices para la cámara.

Y hablando de cielos y de cámara, el 31 de diciembre estaba tan emocionado por los fuegos artificiales que no saqué ni una sola foto. Me sentía como hipnotizado con los colores y dibujos que subían cada vez más alto y si bien mi vos interior me decía, Esteban, tenés que fotografiar esto, no te lo pierdas, me quedé parado como una estaca sin reaccionar.

Así estaba el cielo el 31, pero por suerte a la noche no llovió.

Desandamos el camino desde Guarutuba hacia Curitiba por el camino que pasa por Caioba, donde la vegetación verde al costado de la ruta fue la mejor compañía. Este año nuevo comenzó en Brasil, frente al mar y como dice la frase no hay dos sin tres.

Para tomar la ruta a Caiobá primero hay que cruzar el mar en un ferry durante 15 minutos.

Y los paisajes son pinturas como estos.

O como este también!

Durante el regreso me acordé nuevamente de mi amiga Guille. ¡Tenía razón! Pasar año nuevo, frente al mar, con esas lluvia de fuegos coloridos fue emocionante.

Y si le preguntás a un brasilero, seguramente te lo resumiría en dos palabras: ¡Que legal!

Si querés ver dónde pasamos Año Nuevo 2016 en Nicaragua no te pierdas ESTE POST.

Empezar año nuevo en el mar. FELICIDAD TOTAL