Recorrer Estonia, Letonia y Lituania como un viaje inicial en cicloturismo es ideal por varias razones. La más importante es por su geografía plana, con ausencia de montañas y grandes elevaciones como puede haber en Ucrania, Rumania o los Pirineos. El mes ideal para comenzar a pedalear desde Tallin, la capital de Estonia es a principios de julio cuando ya comenzó el verano europeo. Sin embargo, a diferencia de otros países, en esta zona la temperatura es mucho más agradable. En general unos 10º menos que el calor que hace en España o Francia, por ejemplo.
Durante los 590 kilómetros que separan Vilnus (Lituania) de Tallin (Estonaia) la cual es parte de la ruta Eurovelo 10, hay varias ciudades y paradas que resultan interesantes, no solo por la belleza del paisaje, sino por su tranquilidad. En caso de que quieras ir a Kolka para disfrutar del mar Báltico y del Parque Nacional Slítere tendrás que sumarle otros 300 kilómetros.
Si querés dejar la bicicleta por unas horas y caminar podés hacer un Free Walking Tour para conocer a otro ritmo la capital de Estonia.
Primera parada, Pärnu: Lo más interesante para ver aquí es su casco histórico con una arquitectura encantadora, sus playas de arenas blancas y el río Pärnu que cruza la ciudad. De Tallin a Pärnu son 127 km.
Segunda parada, Riga: Desde Pärnu hasta la capital de Letonia son 179 km, si bien es fundamental ir haciendo descansos durante ese recorrido destaco a esta ciudad por su interés arquitectónico. Algunas la llaman la París del Este y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
También tenés la posibilidad de recorrer Riga arriba de un autobús de dos pisos.
Tercera parada, PN Slítere: Como bien les conté al principio decidí desviarme hacia el pueblito de Kolka, porque es ahí donde se encuentra el mar Báltico al unirse con el golfo de Riga. Desde allí se puede pedalear hacia Mazirbe para entrar y acampar por libre en el PN Slítere. Desde Riga son 156 km que hice en dos etapas. Regresé a la capital de Letonia por una ruta paralela para disfrutar de otro paisaje y desde allí continué hacia la próxima parada.
Cuarta parada, Panevėžys. Después de cruzar la frontera y llegar a Lituania me detuve en Panevėžys. La verdad es que no tenía previsto conocer este lugar, pero el destino hizo que llegara acá de noche y conociera a una pareja de jóvenes que me invitó a su casa. La ciudad cuenta con un hermoso parque y un pequeño lago, vida cultural y ambiente relajado. En su moderno centro cultural hay una biblioteca para conectarse a wifi y además un salón con exposiciones de fotografía y pinturas. Desde acá hasta la capital de Lituania son 146 km.
Quinta parada, Vilnus: Si bien continué pedaleando hacia Bielorrusia, Ucrania y Moldavia esta es la última parada del camino que recomiendo para los que se inician en el cicloturismo por esta región de Europa. Una de las cosas que más me gustó fue atravesar inmensos campos llenos de girasoles y bosques con helechos. El viento calmo, el terreno en buenas condiciones, la temperatura agradable que hace a fines de julio fue sin lugar a dudas una gran ayuda para el disfrute. Vilnus tiene una hermosa ciudad antigua medieval y arquitectura barroca. Un buen lugar para empezar a conocer el resto del lugar es la Puerta del Amanecer que data del sigo XVI.
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