veliko tarnovo

Vista de la ciudad desde uno de los miradores

Me sigo preguntando porque todo parece tan lejano, extraño o indescifrable cuando nos hablan de un lugar en el que nunca estuvimos. ¿Cuál es realmente el límite en distancia para que esa sensación deje de existir? Cuándo estaba en Kirguistán conocí a Boban, un simpático mexicano de origen serbio que había viajado bastante por los Balcanes. Era la persona indicada para que me diera buenas recomendaciones. Le aclaré de ante mano que me gustan los pueblitos, donde la vida parece haberse tomado un respiro de la modernización. Tomé apunte y sobre Bulgaria escribí: Veliko Tarnovo y Plovdiv. Claro que estaba a miles de kilómetros y en mi cabeza seguía dando vueltas si allá, sería tan divertido y fácil viajar a dedo como lo estaba siendo por Asia Central. Cuando llegué a Burgas, en el Mar Negro, todos hablaban bien de Veliko, como prefieren llamarlo. Y ahí empecé a dudar. No de su belleza, pero a veces la gente habla tanto y tanto de un lugar que al final cuando llegas decís: ah, sí está lindo pero…

veliko tarnovo

Esta es la callecita que iba hacia el hostel bordeando el río

veliko tarnovo

Tan extraño como hermoso. Los basureros de las casas están convertidos en obras de arte

El conductor que me recogió en la ruta unos 80 km antes de llegar había nacido acá y según el era algo así como la pequeña Mónaco de Bulgaria. Por suerte me dejo a dos kilómetros del centro por lo que tuve tiempo de ir descubriendo lentamente como era la verdadera ciudad de Veliko Tarnovo. Caí en el momento preciso, en el atardecer, cuando las paredes de las casas y el paisaje está acompañado por eso dorado especial que le otorga el sol.

veliko tarnovo

Casa tradicional por el centro de Veliko Tarnovo. A la izquierda la bandera violeta y a la derecha la bandera oficial

veliko tarnovo, bulgaria

Otra impresionante vista de la ciudad rodeada por las murallas y las montañas

veliko tarnovo, bulgaria

Ventana de una casa abandonada. Nada en especial pero me gustó y le saqué una foto

Al otro día me sumé al “Free walking tour”. Plami, nuestra guía, era una fuente de información tremenda que no paraba de darnos datos, fechas e interesantes anécdotas. Aprendí que la otra bandera que tiene Bulgaria, la violeta, es por el color de la realeza, que su moneda (leva) significa león, que esa hermosa galería de arte que hay arriba de la fortaleza en su momento fue una diminuta cárcel, que está llena de artistas que decoran hasta las puertas de su casas y que bob chorba es una de las comidas tradicionales a base de garbanzos. A la noche, cuando todos los turistas dormían y los puestos ya estaban cerrados decidí tomar la cámara y salir a fotografiar la ciudad. Fue una experiencia inolvidable encontrarme con la soledad de sus calles y de alguna manera sentí que me encontraba a mi mismo. Y ahí entendí que existe un lugar en el mundo llamado Veliko Tarnovo.

veliko tarnovo, bulgaria

Salí a fotografiar la ciudad de noche y me encontré con este tremendo paisaje

veliko tarnovo, bulgaria

Alguna de las tantas esquinas bonitas que tiene la ciudad