-Qué haces acá?

-Cómo que qué hago?, siempre estuve a tu lado!

-Ah, pensé que por momentos te tomabas vacaciones

-Qué estabas haciendo? Si se puede saber…

-Miraba desde hace una hora la vista que tengo por una ventana

-Eso solo?! Nada Más?! No estás produciendo, editando fotos, escribiendo… digo trabajando?

-Claro, en eso estoy, trabajando

-Pero mirar por una ventana no es trabajo que yo sepa

-Estoy pensando, reflexionando. Mientras miro por la ventana observo la inmensidad del Mar Adriático, y su color azul intenso me relaja del esfuerzo que hago cada día pedaleando en la ruta

-Y que más se ve por “esa ventana”?

-El puerto

-Uf, que aburrido!

-No, al contrario. Observo a la gente, a los camiones con containers que van y vienen sin parar, a la entrada y salida de enorme barcos. Hace unos minutos pensaba en lo privilegiado que soy. Estoy sentado en una cama, descansando el cuerpo mientras veo como otros trabajan. Y eso me lleva a preguntar en vos alta si estarán haciendo el trabajo que realmente les apasiona

-Pero no era que no estabas trabajando?

-Si, pero de una manera diferente a la que la sociedad entiende como trabajo. Se supone que debemos estar todo el tiempo produciendo, haciendo cosas y creo que no es tan así.

-Sospecho que si estás ahí acostado es porque afuera llueve bastante?

-No, al contrario, es un hermoso día de sol

-Y no te da culpa estar ahí adentro de la habitación

-Por suerte el tema de la culpa lo dejé de lado hace tiempo. Estaba un poco cansado de hacer lo que se suponía que debía hacer. Se supone que si estoy en Rijeka debería ir a conocer su castillo y su centro histórico, pero pienso en lo que necesita mi cuerpo y no en lo que mi cabeza quiere hacer.

-Claro, seguro que estarás agotado después de pedalerar 100 km por día

-Al principio estaba más preocupado por cuántos kilómetros recorría, pero ahora me preocupo por cuánta hospitalidad encuentro en cada pueblo. Por eso ayer pedaleé 37 km

-Ah, vos si que te estás esforzando, eh! Solamente 37 km?

-Conciencia, no sirve que seas irónica. El esfuerzo no se mide según la distancia, sino según las vivencias acumuladas

-Eso es discutible!

-Claro, porque cada uno observa el mundo de manera diferente y para algunos pedalear en un día esa distancia es muy poco, pero para otros el “sabor del viaje” pasa por otro lado

-Para ir terminando me gustaría hacerte algunas preguntas:

  1. Cuál es tu gran preocupación en este momento?
  2. A qué le tenes miedo?
  3. En dónde está para vos la felicidad?

-Te respondo: mi preocupación pasa por no pinchar la rueda en un día de lluvia o con mucho calor, que los cambios no salten en una subida y por tener suficiente agua al llegar la noche. Como podrás ver son cosas diametralmente opuestas a cuando estaba viviendo en Buenos Aires. ¿A qué le tengo miedo? A dormir en el desierto en soledad y despertarme rodeado de animales salvajes. Con respecto a la felicidad esa es una pregunta muy sencilla: llegar al final de cada camino propuesto. Alcanzar pequeños objetivos me pone muy feliz

-Algo más que quieras comentarme o expresar antes de que te deje por un rato?

-Sí, que ayer estuve escuchando música tirado en el piso, aprendiendo a tocar algunos temas en la armónica que compré en Rumania y respirando

-Respirando??? Me estás cargando, si todos respiramos

-No, no!! Me refería a escuchar cómo está mi respiración, mis emociones, mi estado de ánimo. Escuchar mi respiración es como tener una brújula bien calibrada y saber hacia dónde está el norte

-Y hablando de brújula, por dónde sigue tu recorrido?

-Sigo hacia Eslovenia, Italia, Francia, España y después será momento de un nuevo capítulo en este gran viaje: la costa oeste de África! Marruecos-Sudáfrica.

PD: Conciencia, te comparto una foto que tomé el otro día con sol cuando estuve en la playa y un video. Espero que te quedes más tranquila ahora…