A veces me pregunto cuántas Francias existen. Para algunos son los castillos, para otros la ruta del vino, para otros Normandía, para otros la campiña, los museos o los quesos. Para mí no fue ninguna de esas. No porque no me gustaran o interesaran, sino porque pedaleando cualquier ruta es buena. Atrás había dejado Europa del Este, el otoño de Eslovenia y los alpes de Italia para sumergirme en la famosa costa azul, que si bien había visto unos 25 años atrás, arriba del sillín de la bici la perspectiva es completamente diferente.

Calanques de Cassis: Para llegar hasta acá caminé menos de una hora desde el Hostel Cassis

A veces lo llaman destino o casualidad pero yo acostumbro a resumirlo en una palabra, “sincronicidad”. Eso fue lo que pasó cuando llegué a Arles ciudad que me venía llamando a gritos para ver sus campos, su paz y esos paisajes con los que Vincent van Gogh plasmó más de una vez en sus famosos cuadros.

El la plaza principal de Arles me encontré con Alex, un cicloviajero que no solo viajaba con una bici distinta, sino que me ayudó a seguir derribando mitos, como ese de que los alemanes son serios, cerrados o poco latinos. Si diría que este viajero nació en Villa Urquiza, Buenos Aires, más de uno estaría de acuerdo. Nos unió disfrutar de lo simple, en dormir en cualquier lugar y el viajar lento. Gracias a la única chica de Couchsurfing que nos hospedó en esa ciudad nuestros caminos se unieron por los próximos 12 días. Desde Arles pedaleamos hasta las afueras de Barcelona y en total fueron unos 400 km compartidos.

Creo que esta es una de las mejores vista del Calanque d´En Vau. Si siguen caminando se accede a la playa que se ve abajo

Pero retrocedo un poco en el tiempo, porque antes de Arles estuve en Villefranche sur Mer, Niza, Cannes, Fréjus, Cassis, Marsella, etc. Y de todos estos lugares me quedo con Cassis y sus calanques, esas formaciones rocosas donde el mar se mete de manera irrespetuosa con sus aguas turquesas. Para mí, ésta era la otra Francia, la que sale de los parámetros convencionales como la Torre Eiffel, sus bares parisinos, sus bodegas o crepes de chocolate.

Esta playa solitaria aparece en el primer calanque si venís desde el puerto de Cassis

Para llegar a esos impresionantes paisajes hay una muy buena noticia: es totalmente gratis. Acá me acordé porque me resistí a pagar la entrada al Parque Plitvice Jezera en Croatia. No digo que no valga la pena pero me “incomoda” que te cobren por ver naturaleza. Para acceder a los calanques se debe seguir los carteles ubicados cerca del puerto de Cassis. Haciendo un treking de 2 horas y a buen ritmo se puede llegar hasta el Calanque d´en Vau, pasando por Port Pin y otros también muy atractivos.

Cuando le pregunté a Juan, el colombiano que trabajaba en el hostel, si era buen idea ir en bicicleta me dijo que ni se me ocurra. Menos mal que le hice caso porque a mitad del recorrido el terreno es pura piedra, montaña con subidas y bajadas. Haber cargado la bicicleta por ahí hubiera sido una tortura.

Increíble paisaje desde uno de los tantos miradores naturales

Lo ideal es llegar bien temprano, que es cuando el sol entra en la playita. De esa manera no solo se puede disfrutar más el día sino que el color del agua se aprecia mucho mejor.

ATENCIÓN: si sos de esos fanáticos por las selfies te recomiendo que antes de pararte en la punta de alguna piedra que da a los acantilados le prestes atención al viento. Por momentos sopla con generosidad y en un descuido es muy fácil caer al vacío. Opté por quedarme a ver el atardecer en la montaña que da al Calanque d´en Vau siendo consiente que el regreso sería de noche y solo tenía la linterna del celular.

Bien sentadito!! en cuanto me paraba el viento me tiraba hacia el precipicio

*No se olviden de llevar alguna vianda o un termo con té caliente porque incluso en verano cuando el sol se esconde se puede poner un poco fresco. Les comparto otros paisajes por la costa de Francia, de esos que a veces ni siquiera están marcados en los mapas…

Eurovelo 8 por momentos se mete en el sur de Francia

Ríos y arroyos con caseríos antiguos al sur de Francia

Este lugar sería como una fusión entre Misiones pero con mar!!! Está cerca de Saint Raphael

Una cosa es tomar la foto y otra es pedalear hasta acá para tomar la foto. Pero siempre vale la pena el esfuerzo

Al sur de Francia y los últimos km antes de llegar a la frontera con España

En Cassis me hospedé por cortesía en Cassis Hostel. Increíble su pileta, salón de lectura, relax y cocina! Súper bien ubicado y tranquilo.

Amé ese living para sentarme a leer y relajarme.

Si tienen pensado hacer un stop en otro lugar maravilloso de la costa azul les recomiendo Canet, mucho más tranquilo que sus archiconocidas ciudades. Ahí nos recibió Olivier y Julie en Hotel Saint George Face a la mer 

Como pueden ver me encantan estos rincones tranquilos y relajados para escuchar música, escribir un post o leer un rato después de un día duro de pedaleo